Buenafuente se inventó un personaje y una canción sin más calidad y atractivo que un estribillo pegadizo. Nada de grandes alardes. Al contrario, casi una broma. Y resulta que se ha convertido en todo un éxito. Será cosa de la democracia popular volcada en internet que la idea 'made in' la productora de Buenafuente podría terminar representando a España, con todo lo que eso simboliza, en el festival de Eurovisión.
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